La CIENCIA nos relata lo que
la SABIDURÍA del CUERPO conoce.
En un mundo acelerado, es de valientes
los se animan a tan sólo RESPIRAR
COMENCEMOS por el INICIO...
A lo largo del tiempo, la respiración ha sido un eslabón muy importante para diversas cultura en todo el mundo que le han dado utilidad de manera terapéutica. Desde sus creencias, con esta herramienta buscaban movilizar "energía o fuerza de vida" con la finalidad de mejorar la vitalidad y alargar la vida, al modificar los PATRONES RESPIRATORIOS generaban cambios a nivel del Sistema Nervioso que les permitía alcanzar niveles superiores de CONCIENCIA.
En un marco general conceptual, para el hinduismo y el budismo se lama ENERGÍA VITAL, los chinos lo denominan QI, los Yoguis el PRANA y el ESPÍRITU para el cristianismo, diferente manera de nombrarla pero todas con un propósito, RESTABLECER el equilibrio de la ENERGÍA del CUERPO.
Con sus particularidades, desarrollaron TÉCNICAS de respiración y movimiento para desobstruir o equilibrar esa energía, debido que el estancamiento de la misma, en el cuerpo se manifiesta desde el dolor y pueden originarse las enfermedades.
La respiración "CONSCIENTE", a la que nos invitan estas disciplinas, hacen referencia a tomar conciencia de la respiración y OBSERVAR la sensación física involucrada en ese PROCESO. La experiencia de esta percepción subjetiva acerca de los CAMBIOS del estado corporal, alude al concepto de INTEROCEPCIÓN. Esta sabiduría innata que posee nuestro Sistema Nervioso de RECONOCER e INTEGRAR, sobre aquello que nos sucede a nivel SUTIL y FÍSICO.
El PRANA es la energía vital primitiva que vive en todo el UNIVERSO y en NOSOTROS mismos, que circula por nuestro interior, nos da VIDA, por lo cual nos MOVEMOS en él. Desde la perspectiva de la disciplina del Yoga, se reconoce a la respiración como preferentemente NASAL quien tiene función de movilizar el Prana por los canales energético o NADIS, evitando su dispersión. Como ramificaciones que se extienden desde lo más profundo a lo más superficial del cuerpo, análogos de nuestros vasos sanguíneos, existen millones de canales que en su recorrido buscan, no sólo el intercambio gaseoso hacia cada una de nuestras células desde el punto de vista fisiológico, sino también del energético, armonizando cada CHAKRA o CENTRO ENERGÉTICO que nos compone.
A continuación, se mencionan los tres canales principales: finalizando nuestra FOSA NASAL DERECHA o PINGALA Nadi, finalizando FOSA NASAL IZQUIERDA o IDA Nadi y, en toda la extensión de nuestra columna vertebral, SUSHUMNA Nadi.
Estos CANALES, conectan a los 7 CHAKRAS PRINCIPALES o centros energéticos, los cuales al
movilizar el Prana por ellos, cada uno se armoniza. Al final del camino, se encuentra una
energía adormecida que descansa en la base de la columna, sobre MULADHARA Chakra o Chakra Raíz.
De aquí, la importancia de las técnicas respiratorias utilizadas por los Yoguis: PRANÁYÁMAS,
aquella que nos permite de manera consciente, dirigir, almacenar y potenciar el Prana en el
cuerpo tomando una herramienta vital en nuestra vida, que es la respiración. Es entonces que,
la respiración consciente tiene por finalidad, activar el Prana Cósmico o KUNDALINÍ que
asciende por SUSHUMNA Nadí, en donde nuestra sabiduría intrínseca encuentra su mayor
potencial. Ese es nuestro nivel de conciencia superior, esa intuición inmensurable que nos
comanda, nos guía el camino, donde la energía nos dialoga en un constante: “es por ahí”.
Ahora observemos, ¿qué sucede cuando respiramos?
La disciplina del Yoga, no sólo mueve músculos y articulaciones, la multiplicidad de INTEROCEPTORES que poseen nuestros tejidos, envían señales al Sistema Nervioso de lo que veo,
lo que siento, cómo me muevo, cómo respiro. Para respiraciones rápidas, para respiraciones
lentas, como es el flujo que ingresa, por dónde y hasta dónde llega. Cada información captada
por estos receptores son enviadas hacia mi cerebro. En este sitio, se activan diferentes áreas de mi cerebro, en donde son reconocidas e integradas. Áreas como la corteza prefrontal, la
amígdala y el hipocampo (involucradas en la regulación emocional, la toma de decisiones y
la cognición), son activadas y moduladas por señales respiratorias.
El DIAFRAGMA es el principal músculo de la inspiración, su activación produce un movimiento
de descenso, el cual repercute sobre la presión abdominal que aumenta y la presión torácica
que cae, permitiendo el ingreso del aire al cuerpo, la energía como su análoga, lo acompaña
en este recorrido. Este músculo posee una variada inervación, uno de ellos, el nervio vago,
quien envía la mayor información para estimular los estados de calma.
Cada CICLO RESPIRATORIO representa un nuevo ciclo de NACIMIENTO, donde ese flujo de aire, de Prana que ingresa a cada célula de nuestro cuerpo, ofrece un intercambio genuino y natural,
un espacio en donde INTENCIONAR y AGRADECER lo que nos nutre y una despedida de aquello que
ya no nos pertenece, la energía se acomoda, como si encontráramos HOGAR en ella. Gracias a
su particularidad de tener un componente involuntario, y uno voluntario, entender que la
respiración, función básica y vital, es la única llave de entrada que tenemos para ingresar
información directamente al Sistema Nervioso Autónomo, nos invita a repensar todo lo que
se moviliza con tan solo respirar.
La ciencia nos comienza a explicar el funcionamiento del Sistema Nervioso cuando se
activan la mecánica de mi respiración pero han pasado miles de años desde que los Yoguis
han descrito lo que el cuerpo experimenta con la práctica. Traigamos como ejemplo la
respiración alternada: desde la práctica de PRÁNÁYÁMAS, el flujo de aire que ingresa por una
fosa nasal, egresa por la contraria, construyendo un ciclo que se vuelve a repetir
intercambiando sus roles.
Desde la NEUROFISIOLOGÍA, el ingreso de aire por la fosa nasal derecha me conecta con el
hemisferio izquierdo, aquel donde nacen mis acciones de supervivencia, donde mis sentidos
se disparan y mi cuerpo quiere ir más allá de lo que la corriente me lleva. Esa energía activa,
predominante, solar y masculina, la ciencia la denomina sobre la gracia del Sistema Nervioso
Simpático.
Por otro lado, el ingreso de aire por la fosa nasal izquierda, me invita a un viaje más pausado,
de calma, más “hacia dentro”, en donde la mente se aquieta, la respiración se profundiza, donde mis ritmos galopantes parecen encontrar un sitio en donde descansar. Aquella que me
conecta con mi energía lunar, receptiva y femenina, en este lugar predomina mi Sistema
Nervioso Parasimpático.
En ese vaivén de fosa a fosa, donde mi foco de atención se coloca en el estar, me voy
sumergiendo en un ritmo propio, basal e innato. En donde ambos Sistemas, derecho e
izquierdo, simpático y parasimpático, encuentran un lugar coherente, donde SE ENTIENDEN.
En
este mundo acelerado… busquemos esos lugares que nos devuelvan a ese estado de
sincronización de estos dos mundos pares tan dispares, donde sus funciones son inseparables
y dependientes de sí mismas. El Yoga nos invita a conectarnos con lo que SOMOS, y con
lo que SENTIMOS, la búsqueda del estado de paz y calma, se sostiene desde nuestra energía
vital y la fisiología lo explica. Regalarme espacios en donde se me permita gestionar
herramientas para llegar a ese equilibrio autónomo, donde soy coherente con lo que pienso, lo
que digo y lo que siento y así despertar la Kundaliní que habita en mi.
La arquitectura del Sistema Nervioso es una red infinita de neuronas en un CICLO de APERTURAS y CIERRES, como los hitos de la vida. Posee una gran capacidad de ser regenerado ante la
injuria o incluso crear nuevas conexiones neuronales, este concepto es denominado
NEUROPLASTICIDAD. Como se mencionó con anterioridad, cada señal respiratoria modula y
activa diferentes regiones del cerebro. Si nuestro cuerpo es tan sabio de generar nuevos
ritmos….
¿qué quiero sembrar hoy?
A modo de cierre…
Tomar dimensión que, cuando respiramos poseemos un posibilidad de diálogo con nuestros
niveles de conciencia, nos permite tomar las riendas de lo que se quiere construir. El cuerpo
en su sabiduría, le otorga al diafragma , el don de conectarnos,
por un lado, con la acción voluntaria, aquella respiración intencionada, controlada y dirigida
en la que podemos jugar con su modulación en ritmo, profundidad y duración.
Los PRÁNÁYÁMAS que nos brinda la práctica, van más allá de ser una técnica respiratoria, los
Yoguis la entendieron como el puente entre el cuerpo y la mente. Viajar a través de ella,
habitar el estado de presencia, liberar las tensiones en cada ciclo transitado, llevando aire a nuestro espacio interior, nos permite cruzar a ese compás natural y autonómico, ese segundo
don, en donde la respiración y la mente buscan un nuevo ritmo, de calma y simpleza, de
conexión con la sutileza que alberga en nosotros.


.jpg)




















































