En el contexto de la gran épica del Mahābhārata (Mahabhárata), la caracola de mar, llamada śaṅkha (shankha) en sánscrito, cumple la función de llamar a la batalla como si fuera una trompeta y, según el caso, de atemorizar al enemigo.
En la tradición hindú, la caracola tiene
directa relación con su sonoridad y la vibración original del sonido primordial
AUM (OM).
El sonido que se escucha al acercar el oído a
una caracola para algunos es el del mar (las aguas primordiales) y para otros
la vibración de OM. Asimismo, el sonido
profundo que sale de una caracola al ser soplada tiene gran semblanza con esa
reverberación primera y universal.
Todavía en la actualidad, soplar la caracola
es un símbolo hindú muy frecuente en el ámbito religioso y un gesto considerado
auspicioso. Se entiende que su sonido es purificador en sí mismo. Por ello, la
caracola que se utiliza suele ser blanca, símbolo de pureza y brillo
divinos y, de hecho, se afirma que nunca pierde ese color.
Hay un dicho en lengua tamil que dice: “Incluso si quemas una caracola, ésta seguirá siendo blanca”.
A la vez, en los rituales tradicionales
hindúes se utiliza la caracola como recipiente para ofrecer o verter agua a una
imagen sagrada, en parte por su relación con el mantra OM, y en parte por su
asociación natural con el elemento agua.
Adaptación-fuente: https://hijodevecino.net/
Mudrá y Mantra
Entre otros simbolismos, Shankha representa el hecho de salir de nosotros mismos hacia los demás, también la evolución a partir de un punto central.
Se dice que el sonido de la caracola remueve de nuestro cuerpo las impurezas energéticas. En esta asociación, Shankha mudrá puede ser utilizado durante la meditación centrando la consciencia en este gesto al vocalizar el mantra OM, sea verbalmente o mentalmente (manásika), resonando en nuestro interior, vibrando, con el fin de restaurar el balance energético.
¿Cómo armar Shankha mudrá?
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